Si existe una ciudad en la que se recomienda perderse con el plano guardado en el bolso, ésa es Ámsterdam. Cuando hayas visto lo que te parezca, no lo dudes y ponte a caminar sin rumbo entre los canales. Así encontarrás tu sitio en la ciudad.
El jardín de recreo de los hippies hasta no hace tanto, la Damplein, parece haber perdido el hechizo que la hizo convertirse en una de las plazas más conocidas de todo Europa. Está presidida por el Monumento Nacional, que recuerda a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. A su lado, se encuentra el Palacio Real, residencia oficial de la reina Beatriz, quién sin embargo, prefiere vivir en La Haya. El interior del edificio resulta más interesante que la poca agraciada fachada. El otro edificio emblemático de la plaza Dam es la Nieuwe Kerk, la caterdral “nueva” del siglo XV.
Caminando por Damstraat, una de las principales calles comerciales, se llega al Barrio Rojo, el vecindario más celebre de Holanda. Las trabajadoras del sexo, después de décadas en las calles de toda la ciudad, fueron obligadas a hacer su trabajo en ese lugar, bajo el control de la policía. Observadas por miles de turistas cuando están en sus escaparates, ofrecen la postal más triste de la ciudad.
Las calles Doelenstraat y Hoogstraat a un paso del Barrio Rojo, son tan tranquilas que no parecen formar parte de la misma ciudad. En la segunda calle mencionada, se encuentra la casa más pequeña de la ciudad, ciertamente claustrofóbica. Si te quejas del tamaño de las viviendas de protección oficial de aquí, deberías probar a vivir en este edificio de 202 centímetros de ancho, 6 metros de profundidad y varios pisos de altura. ¡La mitad de los 12 metros cuadrados por planta, los ocupa la escalera!
Muchas de las atracciones de la capital Holandesa, de encuentran al oeste de Damstraat, la zona menos explorada por los turistas. Una de las que realmente merecen la pena en el convento de Begjinhof, una plazoleta interior rodeada de casitas pintorescas. Si tras la visita del convento, te apetece tomar un café, los mejor es acercarse a Spui, una plaza contigua en la que se reúnen bohemios e intelectuales para charlar en un pub o trastear en una librería. Los viernes se celebra allí un mercadillo de libros y los sábados otro de arte. Donde está el canal Singel, encontramos el Barrio de Jordaan, repleto de bares al gusto de la juventud.
La mejor forma de recorer la ciudad, es alquilar una bicicleta, que no suelen ser muy caras y así no se usa tanto los taxis o el transporte público.
Museos
Van Gogh: alberga la colección de Vincent Van Gogh más completa que existe, en este museo hay también obras de artistas como Monet, Gaugin o Toulouse-Lautrec
Anna Frank: El interior es boigráfico y reivindicativo. Las colas suelen ser bastante largas, pero la espera, merece la pena.
Para escribir este artículo me documentado sobretodo, en esta página web:
http://www.amsterdam.info/es/
La inadecuada escritura del pensador
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Ayer cometí el error que siempre cometo. El que no me deja argumentar sobre
lo dicho.
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Hace 3 años
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