domingo, 7 de diciembre de 2008

Estambul, una ciudad entre dos culturas

A caballo entre Europa y Asia, Turquía es demasiado europea para pertenecer a Oriente Medio y demasiado musulmana para considerarse occidental. El país en el que nacen los ríos Tigris y Éufrates, testigos notables de grandes civilizaciones, afronta una crisis de identidad por ser el nexo geográfico entre dos mundos tan opuestos como complementarios. La república que fundó Mustafá Kemal Atatürk tras la Primera Guerra Mundial, puso fin al Imperio Otomano, mira con esperanza su futura entrada en la Unión Europea. Las majestuosas mezquitas y los pasillos del Gran Bazar de Estambul, o los enigmáticos paisajes rosocos de Capadocia, convierten a este enorme país en el destino más exótico.


Zona histórica

El Palacio de Topkapi
No tiene una integridad arquitectónica en el sentido clásico, ya que cada sultán mandó construir una parte del palacio y algunas de ellas fueron reconstruidas posteriormente. La dinastía otomana residió en él entre los siglos XV y XIX, y en 1923 pasó a ser un museo. El opulento complejo palaciego consta de cuatro patios rodeados de murallas, casa, bibliotecas y un enorme Harén con centenares de salas y cuartos, suntuosamente decorados a gusto oriental. Dentro del recinto se hallan los Museos Arqueológicos de Estambul, que muestran importantes colecciones de estatuas y de objetos grecoromanos y bizantinos, así como antigüedades traídas de Anatolia, Egipto, Mesopotamia y Oriente Próximo.

Santa Sofía
La Basílica de Santa Sofía es una obra maestra de la arquitectura bizantina y está considerada como la octava maravilla del mundo por algunos historiadores de arte. Se trata del único edificio que ha subsistido desde el siglo VI hasta nuestros días. Hasta que el emperador Justiniano la mandara contruir en 532, no existía precedentes de una cúpula de 30 metros que cubriera un espacio vacío apoyado en muros sólidos. La obra original se realizó de ladrillos y piedras. En la antigüedad los mosaicos estaban rodeados con piedras de cristal u oro, que habían sido incrustrados cuidadosamente en todos los ángulos. Tras la conquista turca y la transformación de Aya Sofya en mezquita se cubrieron los mosaicos, ya que la religion islámica prohibe los iconos. En 1930 fueron descubiertos nuevamente cuando Atatürk la declaró museo.


La Mezquita Azul
En competencia directa con Santa Sofía, la Mezquita del Sultán Ahmed I se levanta en el otro extremo de la Plaza de Sultanahmet. Fue construida entre 1609 y 1617 por el arquitecto otomano Mehmet Aga, quien intentó superar la obra de Aya Sofya y en su exceso incluyó seis minaretes, cuando el máximo son cuatro. Tal desafío le valió la muerte. La arquitectura exterior presenta una armonía ejemplar junto con sus seis alminares esbeltos, pero en su interior donde se aprecia la tonalidad azul que aporta los azulejos y la cúpula central. Hay que descalzarse y cubirse los hombros y rodillas para entrar.

Hipódromo
Enfrente de la Mezquita Azul se halla el Atameydani, del siglo II, donde tenían lugar las carreras de caballos. Sólo se conservan los monumentos de su línea central. El Obelisco Egipcio tiene unos 3500 años. Fue construido por el faraón Tutmosis III para conmemorar su victoria de Mesopotamia. La Columna Sepertina fue transportada en 479 a.C. Por Constantino el Grande desde el templo de Apolo en Delfos, Grecia. Este monumento simboliza la victoria de las ciudades griegas contra los persas en platea. La Columna de Consatantino se encuentra en la parte sur del Hipódromo que era el centro de la plaza. Fue construida por el emperador Constantino VII, llamado Porphyrogennotos. La Fuente Alemana fue donada al sultán Apdülhamit por el Kaiser Guillermo II para agradecerle su hospitalidad durante su visita a Estambul en 1895. En este plaza se ubica el Museo de las Artes Turcas e Islámicas, en el interior del palacio de Ibrahim Pasa. Contiene una colección de manuscritos, cerámica, madera tallada y hierro forjado, esculturas en piedra y cerámica, cristales y otros objetos artesanales de siglos VIII al XIX.


La Cisterna Bizantina Yerebatan
Cruzando las líneas de tranvía de Santa Sofía de llega a la basílica de Yerebatan Sarniçi, construida por Constantino y ampliada después por Justiniano. Se trata de una enorme cisterna con 336 columnas procedentes de templos paganos de distintas regiones de Anatolia, la mayor parte de ellas de estilo corintio. Se alimentaba del acueducto construido por el emperador Valente.

La Mezquita de Solimán
Es la obra más importante entre las construidas en Estambul por el arquitecto Sinan. Construida a mediados del siglo XVI, la Süleymaniye Camii está situada en medio de un inmenso complejo religioso y cultural. Las tumbas del sultán Soliman El Magnífico, que reinó durante la Edad de Oro del imperio otomano, y de su primera dama la sultana Hürrem, se encuentran en el cementerio situado al sudeste del edificio. La mezquita, con seis minaretes, es impresionante desde el exterior.

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