Con los montes Atlas como privilegiado telón de fondo, Marrakech es la favorita de las ciudades marroquíes para los viajeros y la jet-set. Seductora como ninguna, su nombre originó el del pais en el pasado.El color rojizo impregna sus murallas y el imponente alminar de Koutoubia,que aportan una tonalidad cálida a todo el conjunto urbano.Al atardecer, la fabulosa Place Djemaa el-Fna, declarada Patrimonio Cultural de la Unesco, se convierte en todo un regalo para los sentidos.No puedes abandonar Marrakech sin haberte zambullido por sus laberínticos zocos y aventurado en el arte del regateo, ni sin haver visitado sus hermosas mezquitas y frondosos jardines.
La riqueza histórica y arqitectónica de Marrakech se refleja en sus barrios. La medina, sobre la que se cierne el alminar de la Mezquita Kouyoubia, emblema de la ciudad, abarca el casco antiguo. Las murallas encierran la gran mayoría de las atracciones, como los zocos, la Kasbah y la juderia. Al otro lado de los muros se extienden la ville nouvelle y el barrio de Gueliz,que constituyen la Marrakech moderna y occidental.
La ciudad amurallada
Construidas en adobe, las murallas de Marrakech varían de color según las horas la luz del día, del ocre dorado al rojo intenso; contrastado con un cielo siempre azul. Las diversas puertas de entrada a la alcazaba son de gran belleza. El alma social de la medina es la gran Place Djemaa el Fna, lugar de encuentro de lugareños y turistas. Al norte de la plaza, la Rue Souk Smarrine deriva a los zocos, organizados según la mercanía que venden. En este laberinto de callejuelas y puestos es posible ver a los artesanos martilleando metales,tiñendo telas o trenzando alfombras y cestas de mimbre.
La mezquita de la koutoubia, o de los Libreros, debe su nombre al zoco de manuscritos que en otro tiempo se celebraba junto a sus puertas. Fue construida por los almohades en el siglo XII para celebrar la victoria sobre los almorávides. Su alminar, signo y seña de la ciudad, presenta un asombroso parecido con la Giralda de Sevilla, ya que sirvió de modelo para la torre andaluza.LA mayor y más antigua mezquita de la medina es la de Ali Ben Youssef,de origen almorávide que fue posteriormente reformada. Al lado se ubica la Medersa Ben Youssef, una de las esculas coránicas más grandes y bellas de Marrakech.La cúpula,decorada con "estalaccitas" de yeso en el interior,se vislumbra desde la calle. Próximo a la medersa, el Museo de Marrakech, ubicado en una lujosa residencia palaciega del siglo XIX, es una auténtica joya de la arquitectirra marroquí.
Desde la plaza central de la medina, la Rule Riad Zitoun el-Kedim, discurre al sur hasta el Palais el-Badi,en la kasbah. Conocido también como "El Incomparable", fue mandado construir por Ahmed al-Mansour en mármol,ónice, estucos labrados y madera esculpida. Hoy sólo queda la estructura,que es donde se celebra en julio el Festival Folklorico de Marrakech.
Se trata de un suntuoso evento popular lleno de colorído y música; una buena ocasión para apreciar la diversidad del país que se manifiesta en los distintos trajes, ritmos y coreografías.
Más adelante,el Palacio Real, de origen almohade,ha sido agrandado y embellecido por las dinastías posteriores. La Rue de la Kasbah lleva hasta la mezquita y las tumbas de los saadíes.Al este de la kasbah se extiende el barrio de mellah,la antigua judería, que da cobijo al zoco de los orfebres. El Palais Bahía, construída finales del siglo XIX, es un bello ejemplo de residencia principesca. Un poco más arriba se halla el Museo Dar Si Saïd, un bello edificio del siglo XIX que alberga una importante colección de arte marroquí.
Más adelante,el Palacio Real, de origen almohade,ha sido agrandado y embellecido por las dinastías posteriores. La Rue de la Kasbah lleva hasta la mezquita y las tumbas de los saadíes.Al este de la kasbah se extiende el barrio de mellah,la antigua judería, que da cobijo al zoco de los orfebres. El Palais Bahía, construída finales del siglo XIX, es un bello ejemplo de residencia principesca. Un poco más arriba se halla el Museo Dar Si Saïd, un bello edificio del siglo XIX que alberga una importante colección de arte marroquí.
Jardines:
- Jardín Agdal: es un inmenso recinto de 4,5 kilómetros cuadrados, plantado de frutales y olivos. Tiene dos estanques para el riego, el mayor de los cuales data de la época almohade. En sus aguas se reflejan las ruinas de un palacio saadí.
- Jardín Ménara: parque de 100 Ha en cuyo centro se encuentra un inmenso estanque del siglo XII y el palmeral, con sus palmeras, naranjos, olivos y manzanos.
- Jardín Majorelle: de exuberante vegetación, con plantas de yuca y bambú, este jardín fue creado por el pintor de este nombre y restaurado en los años sesenta por el modisto Yves St. Laurent. En la actualidad, el estudio del pintor es un museo de arte marroquí. Se encuentran al norte de la ville nouvelle.
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